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Tag:tablas de daimiel

PÚBLICO

(20/06/2008)

La Unesco da tres años de plazo para recuperar el parque

Si Felipe II levantara la cabeza no reconocería ni por asomo sus queridas Tablas de Daimiel. La exuberancia de la fauna provocó que el monarca dictara allá por 1575 uno de los primeros edictos conservacionistas de la historia. Aunque, entonces, se conservaba para poder matar: el rey evidentemente no adoraba la biodiversidad, sino la caza.


La reconstrucción de un pasado natural glorioso depende ahora de un grifo.
Quinientos años después la caza está prohibida, y esta zona es Parque Nacional desde 1973. Pero las bandadas de aves ya no tapan la luz del sol, como hacían cinco siglos atrás y como hacían hasta hace muy pocas décadas. Ahora, el agua no llega de forma natural a esta laguna; hay que bombearla del subsuelo a 25 o 30 metros de profundidad, y lo que era un parque de primer orden, casi único en el mundo, se ha convertido en una especie de museo. La reconstrucción de un pasado natural glorioso depende de un grifo que llena artificialmente lo que antes procedía de un río.

Durante siglos se creyó que el Guadiana nacía en las lagunas de Ruidera para desaparecer unos kilómetros más al norte y volver a aparecer cerca de la localidad de Daimiel. Hace unas décadas se llegó al consenso de que el río que desaparece en las tierras de Argamasilla de Alba no es el mismo que aparecía posteriormente.

Los Ojos son, así, el verdadero nacimiento del Guadiana. Su torrente, resultado del desbordamiento de las aguas freáticas, anegaba las Tablas. La canalización del cauce de este río y, sobre todo, la sobreexplotación de los acuíferos subterráneos ha secado Los Ojos. El Guadiana ahora nace unos kilómetros más abajo, más allá del propio Parque de Las Tablas, que si no fuera por el bombeo artificial estaría completamente seco.

Lo que vio Felipe II en el siglo XVI también se hizo evidente para la Unesco en el siglo XX. En el año 1980, la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura designó la zona como Reserva de la Biosfera. Esta reserva ocupa 25.000 hectáreas, y Las Tablas de Daimiel, con 1.928 hectáreas, sólo representa la punta del iceberg de su extensión. "La zona que ocupa la reserva de la biosfera es mucho más que Las Tablas", explica José Manuel Hernández, que es miembro de Ecologistas en Acción y forma parte del Patronato del Parque. Incluye también lagunas como las de Ruidera o las de Alcázar. "Es un paisaje con una biodiversidad excelente, porque tenemos lagunas freáticas que dependen de las aguas subterráneas, lagunas fluviales y también lagunas endorreicas que sólo se llenan gracias a las lluvias y que en muchos casos son saladas", añade Hernández.

Todos estos humedales forman parte de La Mancha húmeda. Sus especiales características y el excepcional hecho de que compongan un paisaje único desde el punto de hidrogeológico generaron la calificación de las Naciones Unidas. "La Unesco establece qué zonas se pueden considerar reservas de la biosfera", explica Hernández, "pero son las instituciones nacionales las que tienen que implementar las medidas de conservación".


28 años después


Tras 28 años de lo que consideran mala gestión, los ecologistas han decido plantarse. Hace unas semanas, los principales grupos conservacionistas españoles pidieron que la Unesco retira la condición de reserva de la biosfera a esta zona. Cuatro asociaciones tan diversas como Greenpeace, Adena, la Sociedad Española de Ornitología o la propia Ecologistas en Acción se unieron para realizar esta reclamación.


El pasado 13 de junio, el comité de expertos que asesora desde España a la Unesco lanzó un ultimátum: o se soluciona la situación o en 2011 se podrá retirar a la zona la condición de reserva de la biosfera. Un cambio que implicaría la revisión de esta situación en tres años y que podría provocar que La Mancha húmeda dejara de ser definitivamente reserva de la biosfera en el año 2015.


Desde el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino no saben, no contestan. Desde el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino no saben, no contestan. Las reclamaciones de Público para obtener una respuesta sobre la situación de Las Tablas de Daimiel y su futuro no son contestadas. Fuentes del ministerio, en todo caso, insiste en aclarar que el Consejo que pidió la retirada de la etiqueta de la Unesco no forma parte de la organización de las Naciones Unidas y es puramente local.


Los alcaldes de la zona y la Junta de Castilla-La Mancha también han sido muy críticos con los grupos ecologistas. Para ellos, el PEAG (Plan Especial del Alto Guadiana) es la solución que remediará todos lo males de la zona para el año 2027. A los ecologistas, sin embargo, no les salen las cuentas, porque con este plan se seguirá extrayendo agua del subsuelo.


"Este plan", explican de forma conjunta los tres grupos, "mantiene tal nivel de extracciones legales e ilegales y tal superficie de regadíos que será imposible la recuperación de los humedales protegidos en los plazos y prórrogas que establece la Directiva Marco Europea del Agua". Es decir, que es imposible su recuperación ni siquiera para el año 2027.


En la actualidad, para saber dónde se ubican Los Ojos del Guadiana hay que fiarse de los carteles, porque ya no existen. Pero otro tanto ocurre con otros lugares que antiguamente daban lugar a esta Mancha húmeda y que ya sólo figuran en los mapas, como la laguna de la Mata. "La última vez que estuve allí, eran un maizal", explica José Manuel Hernández. "Las aguas subterráneas han sido sometidas a un auténtico expolio. La extensión de las zonas de regadío ha provocado que el nivel freático haya descendido terriblemente".


Esponja seca


Los acuíferos de esta zona manchega se alzaban, en algunos casos por encima del nivel terrestre y salían a la superficie, como en los Ojos del Guadiana. En otras zonas, como Las Tablas, también se elevaban los suficiente como para permitir que las lagunas nunca se secaran. El líquido que llegaba a esta parte de Damiel se encontraba con una especie de esponja húmeda, que permitía que fluyera sin ser absorbida. Y la esponja, ahora, se ha secado.


«Es la mayor catástrofe ecológica de la historia de España», dicen en Ecologistas en Acción. Para colmo, muchos de los espacios de interés ecológico correspondían a lagunas endorreicas, que se mantenían secas durante gran parte del año. Poco a poco, año a año, estas lagunas dejaron de llenarse, sin que nadie se diera cuenta de la catástrofe que esto podría representar. Algo similar ocurrió con el nacimiento del Guadiana: "Es una muerte silenciosa", explica Hernández. "No hay testigos de la desaparición de Los Ojos, porque fue un fenómeno paulatino. En todos los casos, la gente se ha apropiado de los ríos, que ahora son zonas de cultivo. Para mí, desde luego, es la mayor catástrofe ecológica de la historia de España".


La Mancha húmeda no ofrece desde luego su mejor cara. Los visitante a Las Tablas se quedan, en su mayoría, perplejos. El Parque Nacional apenas tiene agua, porque se la han robado de las capas freáticas, pero para entrar a esta zona es necesario rodear extensos cultivos de regadío, con especies como el maíz, que exige muchos recursos hídricos para su mantenimiento y que además es un producto excedentario en la UE.


En los últimos años, la reserva apenas ha llenado una quinta parte de su capacidad, pero a su alrededor florecen los aspersores. No hay agua para el parque, pero sí para los maizales y las viñas, otro producto excedentario para Europa. Cuando el paseante recorre el lecho muerto de un río se vuelve a sorprender de encontrarlo ocupado por cultivos en un paisaje en el que predominan otra vez los aspersores. Los siete molinos que jalonan su curso son la mejor muestra de un pasado esplendoroso.


El molino de Zuacorta es, tal vez, el más llamativo de todos ellos. A su lado, el cauce del Guadiana ocupa una anchura de decenas de metros. Ahora, no sólo está seco, sino que a una gran parte de él le ha sido arrancado las turberas. La turba se utiliza en jardinería y también como combustible, y las manos que la han expoliado no han contado con que su desaparición impediría en gran medida una posible regeneración del río. Sin ella, las aguas fluirían por un terreno sin vida, que tardaría decenas de años en volver a renacer.

Este molino seco se encuentra al lado de un puente abandonado sobre el Guadiana. En él sólo se ha mantenido un ojo por donde antes corrían millones de hectólitros y ahora sólo hay tierra seca. El camino del antiguo puente es ahora una nueva carretera, elevada unos metros sobre el antiguo cauce, que demuestra que nadie cuenta con el posible renacimiento de esta parte del río. Si Los Ojos del Guadiana volvieran a la vida, esta carretera lo convertiría en una presa.

En cualquier caso, los visitantes de esta casa rural siempre serán
ajenos a la catástrofe. El lecho seco y el molino varado no impiden que establecimiento cuente ahora con su correspondiente piscina y con de decenas de metros cuadrados de césped que se encharca con el aspersor a pleno funcionamiento en el mediodía de primavera.


Atisbo de esperanza


Sin embargo, no todo tiene una parte negativa en esta Mancha húmeda. Es el caso de lo ocurrido en las lagunas de Alcázar de San Juan. Hace sólo unos años, este conjunto de pequeños lagos era un auténtico vertedero, donde se tiraban desde escombros hasta electrodomésticos viejos, y al que incluso se arrojaban las aguas fecales de la ciudad. La decisión municipal de transformar el entorno permitió limpiar el vaso de la laguna y rehabilitar el espacio al completo.

La solución no es perfecta, desde luego, porque estos embalses necesitan para su sostenimiento del agua que vierte la depuradora de la ciudad. Pero, a cambio, numerosas colonias de aves se han establecido en el humedal, que cuenta incluso con la presencia de flamencos. En estas lagunas de Alcázar de San Juan el visitante encuentra centenares de pájaros, esos que esperaba haber observado en Las Tablas de Daimiel. "Estas lagunas", analiza José Manuel Hernández, "demuestran que es posible remediar las cosas cuando hay voluntad de hacerlo".

La pregunta del millón es si esa voluntad podría salvar Los Ojos del Guadiana y el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel. Y la respuesta no la sabe nadie. En principio, bastaría con detener el expolio del subsuelo y esperar a que los niveles freáticos volvieran a ser los iniciales. Pero existen dudas de que los pozos hayan acabado con un recurso no renovable, la llamada minería del agua, y que por mucho que se remedie no haya marcha atrás. "En cualquiera de los casos", insiste Hernández, "tendremos que hacer la prueba e intentar paliar en la medida de lo posible la terrible situación actual".

 

EL PAÍS

(18/10/2009)

El desvío de agua a los regadíos ha arruinado las Tablas de Daimiel y hay más parques en peligro

Durante 300.000 años, bajo el agua de las Tablas de Daimiel se ha acumulado materia orgánica de origen vegetal que, sin oxígeno y empapada en agua, ha formado un carbón vegetal, la turba. Cuando el suelo se seca, la turba pierde agua, se encoge y agrieta el terreno. El aire comienza a circular por los huecos y el subsuelo comienza a oxidarse y se calienta. Tras cinco años sin agua, la turba ha entrado en autocombustión. El fenómeno sólo era habitual hasta ahora en el cauce seco del Guadiana, pero desde agosto afecta a un parque nacional: una de las 17 joyas de la naturaleza española.

Las decenas de miles de pozos que han proliferado en la zona en 40 años -ya Franco lanzó un plan en 1956 para desecar La Mancha húmeda y convertirla en regadíos- han esquilmado el inmenso acuífero que antes rebosaba en las Tablas y en los ojos del Guadiana. La sequía en la cabecera del Tajo hizo que el Gobierno limitara los trasvases de los que vivía el humedal. La prioridad era el regadío en Murcia y Alicante.

El personal del parque ha intentado aplastar el terreno con palas mecánicas para impedir que el aire oxigene la turba, y los técnicos también han creado un sistema de tuberías para empapar el suelo con bombas. Pero apagar un incendio de turba es mucho más difícil que todo eso.

El parque nacional tiene 1.600 hectáreas inundables, y sólo 10 están encharcadas. La naturaleza no va a frenar el proceso, por más que llueva. Ni un otoño extremadamente húmedo paliaría el déficit del acuífero de La Mancha, cifrado en más de 3.000 hectómetros cúbicos. Sólo inundar el parque lo sofocaría. El Gobierno esperó a que mejorara la situación en los embalses del Tajo para que el consumo humano en Levante estuviera garantizado. Al final, el 23 de abril aprobó el envío de 20 hectómetros cúbicos de agua, pero el trasvase se demoró y cuando en mayo salió el agua era demasiado tarde.

El Ejecutivo promete para enero un trasvase de emergencia. Habrá que esperar hasta entonces, pero en los meses de espera, mientras sigue ardiendo la turba, es tiempo de pensar en una solución al problema de fondo: cuántos regadíos puede soportar la climatología española sin tener que desecar los parques nacionales. Doñana está en la lista de espera, con las fresas de Huelva chupándole los acuíferos. Actúen.

Editorial

 

AMBIENTUM.COM

(20/01/2010)

Se necesitan 20 años para la recuperación del acuífero.

La dotación de 200 hm³ fijada para el regadío en el nuevo régimen anual de extracciones del acuífero que alimenta a las Tablas de Daimiel retrasaría casi 40 años una hipotética recuperación del Parque Nacional y en ver de nuevo manar las aguas por los Ojos del Guadiana camino de las Tablas de Daimiel.

Al mismo tiempo de ponerse en funcionamiento del trasvase del Tajo a las Tablas de Daimiel, la Confederación Hidrográfica del Guadiana dependiente del Ministerio de Medio Ambiente Rural y Marino se ha publicado en los diarios oficiales el régimen de explotación en el acuífero de la Mancha Occidental para la campaña de 2010.

El régimen aprobado, en consonancia con el Plan Especial del Alto Guadiana, permite la extracción anual de 200 Hm³ de agua para regadío y de 30 para abastecimiento, lo que deja muy poco margen para recuperar el acuífero. Según los datos oficiales, la capacidad de recarga natural del Acuífero es de 320 Hm³ anuales, con lo que apenas se ahorrarían 90 Hm³ al año. Dado que el acuífero acumula 3500 Hm³ de déficit, a este ritmo, y siempre suponiendo un escenario normal de precipitaciones y temperaturas, se tardarían más de 38 años en ver de nuevo manar las aguas por los Ojos del Guadiana camino de las Tablas de Daimiel.

Según Ecologistas en Acción resulta evidente que un escenario a tan largo plazo y en una situación de reducción de recursos hídricos a causa del cambio climático, supone condenar al fracaso el Plan Especial del Alto Guadiana y perpetuar la sobreexplotación del acuífero.

Extracciones ilegales

En este sentido, un dato reciente ha puesto de manifiesto el gran número de extracciones en situación irregular. Según informan la Confederación Hidrográfica del Guadiana y el Consorcio del Plan Especial del Alto Guadiana, más de 7000 explotaciones han acudido ya a las primeras ofertas de regularización de pozos.

Por lo tanto Ecologistas en Acción denuncia que tanto el Ministerio competente como la Junta siguen una política de escaparate con el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, rellenándolo de forma artificial con el agua del trasvase, en vez de limitar los regadíos insostenibles, poner coto a las extracciones ilegales y promover soluciones de aporte de agua desde dentro de la propia Cuenca del Guadiana.

Por ello, todas estas cuestiones se van a trasladar tanto a la Unesco como a la Unión Europea para que se incorporen a los expedientes sancionadores abiertos contra España por la gestión en el Parque Nacional y de la Reserva de la Biosfera, con el ánimo de que se obligue a corregir la política de los Gobiernos estatal y autonómico en relación a la recuperación de las Tablas de Daimiel. Y exigirán que el Plan de Extracciones reduzca la dotación para regadío a un máximo de 120 Hm³ para que al menos exista una posibilidad de que el acuífero se recupere en menos de 20 años, y que se prescinde de los trasvases al Guadiana, tal y como pidieron las organizaciones ecologistas durante el proceso de aprobación del Plan Especial del Alto Guadiana.

 

EL PAÍS

(22/10/2009)

El secretario de Estado de Agua: "Estamos a punto de perder el parque nacional" - El Gobierno reclama a Castilla-La Mancha que vete el regadío junto al paraje

La Comisión Europea ha abierto un expediente de oficio contra España por la degradación de las Tablas de Daimiel, según confirmó la Comisión Europea y fuentes del Ministerio de Medio Ambiente. El Gobierno tiene 10 semanas para explicar cómo un humedal protegido por la UE lleva cinco años seco y cómo es posible que decenas de miles de pozos, buena parte de ellos ilegales, hayan agostado las lagunas. La UE se une así a la Unesco, que ya planea quitarle su protección a La Mancha Húmeda. El secretario de Estado de Agua, Josep Puxeu, no quita hierro a la situación del parque: "Estamos a punto de perder las Tablas de Daimiel", reconoció ayer en un acto público.

El pasado miércoles, día 14, la Comisión aceleró la queja de oficio que prepara desde hace meses contra España. Los representantes de Medio Ambiente del Ejecutivo comunitario se encontraban en Madrid para la llamada reunión paquete, en la que repasan con el Gobierno y los ecologistas todos los procedimientos de infracción abiertos. El orden del día no incluía Daimiel, pero ante la publicación en EL PAÍS del incendio de turba incontrolable y la alerta de los responsables del parque, el jefe de infracciones de la UE, el español Julio García Burgués, comunicó que ese mismo día había abierto la queja.

La situación era insostenible y no podía esperar a que las asociaciones ecologistas le enviasen el informe con la situación de las Tablas. La carta enviada a España es el paso previo a la apertura de un procedimiento de infracción. La Comisión abre así un proceso que puede durar años, pero que puede terminar ante el Tribunal de Luxemburgo y con una multa. Pero, sobre todo, saca los colores a los responsables de un desastre ecológico que comenzó hace casi 40 años. España tiene procesos similares abiertos por la mala calidad del agua de los ríos, las minas a cielo abierto en espacios protegidos de León o la contaminación en Huelva.

Bruselas investiga si se ha incumplido la Directiva de Hábitats, de 1992, que establece que los países "adoptarán las medidas apropiadas para evitar, en las zonas especiales de conservación, el deterioro de los hábitats naturales y de los hábitats de especies". Las Tablas son Lugar de Interés Comunitario y Zona de Especial Protección para las Aves de la UE.

Aunque el deterioro en Daimiel es evidente -sólo 10 de sus 1.600 hectáreas tienen agua-, un equipo de la Comisión visitará la zona antes de diciembre. Ni un diluvio puede hacer que entonces tenga agua.

El Ministerio de Medio Ambiente planea aprobar la semana que viene un trasvase de urgencia desde el Tajo hacia el parque nacional. Se trata de llevar 10 hectómetros cúbicos -cada uno equivale a un volumen como el estadio Santiago Bernabéu-. La comisión de explotación del trasvase Tajo-Segura tendrá que enviar algo más en función de las pérdidas que se produzcan en el transporte. Para reducir esas fugas, el Gobierno utilizará la llamada tubería de la llanura manchega, un trasvase del Tajo al Guadiana para abastecimiento. El Ministerio ha pedido a Villar Mir, presidente de la empresa OHL, adjudicataria de la obra, que acelere al máximo la construcción.

A medio plazo, el Ejecutivo confía en rellenar las Tablas a través del trasvase del Tajo Medio, que sale de Valdecañas, en Cáceres, hacia el Segura. Daimiel está a mitad de camino y fácilmente podría dejar allí 40 hectómetros cúbicos al año. Los ecologistas se oponen a este sistema para mantener con vida el humedal y exigen que se reduzca el regadío. Extremadura no se opone al trasvase y ya ha encargado un informe sobre la viabilidad de la obra.

Puxeu admitió que el trasvase de emergencia "no es una medida ortodoxa, pero sí radical. Y ahora hacen falta soluciones radicales". "En el siglo XXI no nos podemos permitir perder espacios que nunca podremos recuperar en aras de un progreso no bien definido", señaló Puxeu, que lanzó un aviso a los agricultores que desde hace décadas han sobreexplotado el acuífero que nutría las Tablas: "Tenemos que liberar la presión sobre ese ecosistema. Si no es con la razón, será con la compra de fincas o con la legislación".

El secretario de Estado también entró por primera vez de forma abierta en la disputa que libra con la Junta de Castilla-La Mancha, también del PSOE, por la responsabilidad sobre el estado del parque. Puxeu pidió a la Junta que prohíba el regadío "en el preparque", la zona aledaña al espacio protegido y en que los pívots (el sistema de riego por aspersión de la zona) siguen regando cebollas. Aunque los parques nacionales están transferidos a las autonomías por una sentencia del Constitucional de 2005, el de Daimiel sigue en manos del Gobierno, como recuerda a menudo la comunidad. Nadie quiere hacerse cargo de ese secarral en el punto de mira de la UE y la Unesco. Por eso, Puxeu recordó que el preparque es competencia autonómica.

La situación ha llegado hasta tal extremo que cuando el secretario de Estado visitó en junio pasado las Tablas, un agricultor de la zona se acercó a la comitiva y, sin reconocer a Puxeu, le sugirió al director de Daimiel que inundasen pronto el parque nacional porque se estaba quedando sin agua para regar.

 
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